Dalt Vila

Dalt Vila es la parte alta del casco histórico de la ciudad de Ibiza, de hecho, su nombre significa precisamente “ciudad alta”. Se trata de un precioso recinto amurallado que desde 1999 ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que constituye, por su encanto y belleza singulares, una visita obligada para cualquier visitante de la isla.

Aunque hay hasta cinco accesos para subir hasta Dalt Vila, por su espectacularidad te recomendamos el principal, llamado el Portal de Ses Taules, que se encuentra frente al Mercado Viejo de Ibiza. Tras atravesarlo llegarás al Patio de Armas y de ahí a la coqueta Plaza de Vila que acoge tiendas y restaurantes muy agradables para cenar.

Desde aquí casi todas las callejuelas se dirigen hasta la Catedral o Iglesia de Santa María de las Nieves, desde donde podrás contemplar una impresionante panorámica de la ciudad. En tu camino encontrarás diversos paneles informativos que te explican la rica historia de Dalt Vila.

Además de la Catedral, merece la pena visitar también la Iglesia y el Convento de los Dominicos que miran al mar y albergan exposiciones temporales, el Museo de Arte Contemporáneo, recientemente restaurado, los diversos Baluartes desde los que se contemplan hermosas vistas y que albergan interesantes eventos culturales en verano, como conciertos, cine al aire libre o el Festival Eivissa Jazz.

Las murallas datan del siglo XVI y se construyeron por orden de Felipe II para proteger lo que era la antigua ciudad de los constantes ataques piratas que sufría por su situación marítima estratégica, y es que Ibiza, originalmente fenicia, ha sufrido una historia de continuas invasiones a lo largo de los siglos: romanos, bizantinos, vándalos, musulmanes, y finalmente la conquista cristiana en el siglo XIII que se conmemora cada 8 de agosto, San Ciriaco, día de fiesta en Ibiza que se celebra con variadas actividades y unos impresionantes fuegos artificiales.

Una cosa importante a tener en cuenta a la hora de visitar Dalt Vila es llevar calzado cómodo, pues sus calles adoquinadas pueden resultar algo resbaladizas, especialmente si ha llovido. Procura evitar también las horas de más calor, y acércate a descubrir sus rincones al atardecer, lo que te permitirá culminar el paseo disfrutando una copa o una cena en alguno de sus excelentes restaurantes.