Ibiza conjuga una condición insular que la mantuvo aislada muchos siglos y la permitió entrar en el siglo XX como un auténtico paraíso virgen, y una ubicación geográfica estratégica que la ha convertido en una encrucijada de culturas como la fenicia, romana o árabe y, más tarde, destino soñado de multitud de viajeros. Y es que en los años 30 grandes personajes de la vanguardia cultural europea como Raoul Hausmann o Walter Benjamin se trasladaron a la isla, siendo los precursores de la llegada, ya en los 50 y 60, de multitud de artistas y hippies que le han conferido ese carácter tan abierto, creativo, variado y rico. De toda esta amalgama toma elementos la cultura ibicenca.

Una de las tradiciones más arraigadas de la cultura popular ibicenca es el baile payés o “ball pagès”, en el que, tan importante como la danza, es la belleza de los atuendos tradicionales que se muestran y las “emprendades”, preciosas joyas de oro, plata y coral que lucen las mujeres. Siempre se acompaña de música típica tocada por “sonadors” que hacen uso de preciosos instrumentos tradicionales elaborados artesanalmente. Durante todo el año puedes ver muestras de baile payés en distintos puntos de la isla, pues a través de las “collas” es una de las tradiciones que se mantiene más vivas, aunque te recomendamos asistir a los bailes en los pozos que se organizan durante todo el verano. Otra tradición musical de arraigo son los conciertos de música tradicional o “caramelles” que se celebran en Navidad o Pascua en las distintas iglesias de la isla.

La arquitectura ibicenca, caracterizada por el color blanco, la sencillez y las formas cúbicas, jalona todavía hoy el paisaje ibicenco con esas hermosas casas payesas tradicionales, construcciones muy robustas que protegían del frío y los calores de verano y que, formadas por distintos cubos, crecían acoplándolas nuevos espacios según aumentaba la familia. Un estilo que ha fascinado e inspirado a algunos de los arquitectos más famosos de la historia.

Otra de las tradiciones más importantes en Ibiza es la matanza del cerdo, una auténtica fiesta que proveía de sustento todo el año y que aún hoy siguen realizando muchas familias. La sobrasada sigue siendo uno de los alimentos más importantes en la gastronomía ibicenca, junto a otros platos como el arroz de matanzas, postres como el “flaó” o, revelando la importancia fundamental del mar en su cultura, guisos como el delicioso “bullit de peix”.

Foto: Cata Prats – Colla Sa Bodega